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Una reflexión sobre el rol del ciudadano en los temas municipales.

Cuando he tenido la posibilidad de asistir a algun foro, o reunión con vecinos, siempre hago el mejor esfuerzo posible para lograr informar y formar a cada grupo en algún tema específico, que por supuesto se relacione con la agenda que se ha propuesto en principio.

Siempre que abordo el tema de Participación Ciudadana, hago algunas preguntas al público, como por ejemplo:

¿Cuánto de los presentes les motiva, les llama la atención o han participado en las mesas electorales durante los procesos electorales?

¿Cuántos consideran que es importantísimo garantizar la transparencia en los resultados de su propia mesa electoral?.

Por supuesto la respuesta es importante, significativa y notoria, la mayoría responde afirmativamente a la participación en procesos electorales y destacan la importancia de ser garantes de la transparencia electoral en el resultado de su propia mesa.

Pero luego, la situación cambia drasticamente cuando pregunto:

¿Cuánto de ustedes vecinos tienen la motivación, les llama la atención o han generado acciones para llamar o convocar a su concejal elegido, a los fines de que rinda cuentas?.

La respuesta de la mayoría es que a nadie le motiva esto, sienten que es perder tiempo, e incluso hay un importante nivel de desconocimiento en la sociedad en general sobre el rol que ocupa en el marco de la organización municipal el Concejal, por ejemplo.


Tan importante es la participación ciudadana en la mesa electoral, como la participación ciudadana en los temas locales.  Si un proceso electoral genera dudas, se debilita la confianza ciudadana en el proceso que legitima la autoridad pública; y si las autoridades locales no facilitan la participación ciudadana en los asuntos locales, brindando información, permitiendo y activando los mecanismos legales para participar,  igualmente ello contribuye a debilitar la confianza en los representantes electos y en las instituciones políticas respectiva.

¿Cómo podemos exigir, exhortar y demandar por una mejor democracia, si desde lo local, descartamos la posibilidad cierta, real e inmediata de exigir nuestros derechos como ciudadanos y demandar que los representantes electos garanticen resultados en su actuación pública y faciliten la información necesaria para legitimar esa de su labor?.

Hay quienes argumentan, que aún cuando se participa, la realidad dice que los representantes electos no cumplen con sus electores, obvian muchas veces el vinculo de representación que les legitiman, por lo tanto, es mejor no perder tiempo. En este caso, debemos preguntarnos: ¿Cómo se va a sentir una autoridad local obligada a cumplir con su elector, si tienen la comodidad de tener a unos electores que otorgan un cheque en blanco y luego no demuestran interés por involucrarse en los asunyos públicos que corresponda e incluso cuando se hace la rendición de cuentas de la gestión para la cual fue elegido?.

La participación no se decreta, la participación es un proceso gradual que se va desarrollando en la medida que el propio ciudadano asume el compromiso de ejercer su derecho a participar, pues, sólo así, experimentándolo, logra entenderlo y valorarlo como herramienta útil; ello debe complementarse con el compromiso de las autoridades a ser receptivos y a facilitar los mecanismos legales correspondientes para que esa participación sea efectiva y útil, para así contribuir a alimentar la confianza ciudadana en la participación, en las instituciones políticas y en sus autoridades electas.

Carlos Romero Mendoza.

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