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En los espacios públicos la ciudad es gris.

Jorge Hernandez publica en El Universal el 27 de febrero de 2011, una nota de prensa en la que refleja la situación o el impacto de haber retirado los avisos comerciales de los espacios públicos como el Boulevar Sabana Grande. La nota en su vesión digital dice textualmente:

En siete meses de ciudad gris los ciudadanos que frecuentan los bulevares de Sabana Grande, El Cementerio y cuadras del casco histórico no logran identificar dónde está la librería de su preferencia, centros artesanales o sitios vitales para comprar medicinas o alimentos.

Desde que la Dirección de Control Urbano de la Alcaldía de Libertador obligó a remover publicidad en fachadas de comercios del centro, El Cementerio y Sabana Grande en julio 2010, "la limpidez absoluta de la urbe es de corte totalitario", indica Humberto Valdivieso, semiólogo y profesor de la Universidad Católica Andrés Bello.

"Eso lleva a que los vecinos se sientan poco identificados con sus espacios. Ahora son del Estado y no del ciudadano. El acuerdo con respecto a la publicidad debe ser de ciudadanos, no de políticos. El gusto de los que hacen la ordenanza no es el gusto de todos", resalta.

El experto señala que en Libertador se confunde el caos con la multiplicidad. "El caos hay que arreglarlo, no suprimiendo, sino agregando creatividad, pensamiento y participación ciudadana. Caracas necesita más que pintura gris. La publicidad no debe suprimirse totalmente, sino mudarse a otro sitio tras consultar con propietarios y expertos", asegura.

Para el semiólogo, el color debe estar siempre y forma parte de las necesidades de un ciudadano que vive en un país con sol radiante y con perfiles más claros, donde los colores tienen más fuerza que en otros países.

Afirma que en la publicidad encontramos marcas de identidad de nuestra forma de ser urbano. "Me identifico con la ciudad y con el espacio. Es la piel de la ciudad y no puede suprimirse sin afectarla", dice.

En su opinión, las medidas de Libertador solo lograron pérdida de identidad en la ciudad. Expresa que se dijo adiós a la cultura del diseño, del comercio y del intercambio entre seres humanos. "Es una forma de comunicación y ayuda al desarrollo de la creatividad e impulsa al comercio e instituciones educativas ligadas al diseño", afirma. La arquitecto y urbanista Fina Weitz, miembro de la mesa profesional de Arquitectura y Ordenanzas Públicas de la Universidad Central de Venezuela, relata por su parte que cada ciudadano construye su ciudad y el colorido que lo identifica. "Es una imagen que lo distingue del otro".

"La no identidad implica una ciudad gris. El colorido es una competencia visual. La unificación del socialismo es una no competencia de productos e ideas, una centralización. No es biodiversidad de ideas", dice.

Weitz cuenta que se pueden arreglar bulevares, pero es indispensable saber dónde queda un comercio, sin recorrer cada local para conseguirlo. "Se eliminan el desarrollo de ideas y el diseño gráfico. La publicidad no es más que hacer conocer al otro lo que produces. Hay que dejar que los comerciantes se identifiquen siguiendo ordenanzas, no imposiciones".

La urbanista plantea como solución la colocación de publicidad en Libertador con dispositivos en la calle, en paredes, aceras y vidrios con diseños diferentes. "Unificación de espacios y la compra de sistemas de otros países afecta a 120 mil arquitectos venezolanos y a cadenas completas de producción. Unifican para hacer un negocio que beneficia a personas del Estado. Rejas o publicidad es un negocio municipal", señala.

Fuente:
http://www.eluniversal.com/2011/02/27/adios-identidad-en-comercios.shtml?utm_source=newsletter&utm_medium=email&utm_campaign=newsEUccs

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