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Reconocimiento y encuentro presidencial con municipalidades en Venezuela.

Era 18 de septiembre del año 1960 cuando se encontraban el Presidente Constitucional de Venezuela Rómulo Betancourt y los ediles pertenecientes a los distintos Concejos Municipales en el marco de la II Convención Nacional de Municipalidades. 

La Convención servía de espacio para conocer la situación real de los problemas administrativos, económicos y sociales que afectaban el buen desenvolvimiento de las municipalidades en el país; buscaba estimular el interés cívico nacional por los asuntos municipales; impulsaba mayor interés municipal en los programas del gobierno nacional para el desarrollo de las comunidades urbanas y rurales y por ultimo, quería fomentar la mayor coordinación entre organismos nacionales y autoridades municipales en planeamiento y ejecución de programas.

El Presidente Betancourt advertía en esa Convención que el espíritu municipal y comunal casi se había extinguido durante la dictadura, y agregaba que el país se había olvidado de la historia de los cabildos abiertos durante la época colonial y de la tradición de los trabajos comunales a que estábamos acostumbrados. (418)

La descentralización administrativa, era reconocida por Betancourt como una solución necesaria para resolver los complejos y diversos problemas que afectaban a Venezuela, principalmente por ser un país de gran extensión territorial y con una ubicación poblacional tan dispersa.

En este sentido, Betancourt, en su discurso, advertía lo absurdo que era pretender que desde Caracas y con la burocracia del gobierno central, se tuviera que ordenar arreglar una pared agrietada de un colegio federal o arreglar una cañería de aguas obstruidas en un hospital. 

Betancourt también reconoció por un lado el valor de la autonomía municipal y por otro, el valor del edil como líder comunitario y como actor político con mayor capacidad de influir en las comunidades locales.  Por lo tanto, cuando presentó su Plan Cuatrienal de gobierno, destacó en primer lugar que el contenido era consistente con la autonomía municipal y con los pasos efectivos hacia el auto-gobierno local; pero además, advirtió que el éxito del Plan y del desarrollo del país dependía del nivel de cooperación y participación de los gobiernos locales.

En la Convención Betancourt reconoció a los ediles locales como los abanderados comunitarios y como la expresión más directa del voto popular, en tal sentido les recordó su responsabilidad en la tarea de despertar y canalizar las fuerzas creadoras, así como también, el espíritu de servicio de los ciudadanos en lo asuntos locales, sin importar lo pequeña que sea la comunidad o la capacidad tan limitada de recursos que ésta pudiera tener.

En sus palabras Betancourt, recalcó que los ediles tenían dos grandes tareas, la primera era promover en el ciudadano la conciencia de estar en capacidad para contribuir a la solución de los problemas locales, y la segunda, era una labor educativa, que buscaba sensibilizar a la población para enfrentar la concepción generalizada que los recursos públicos eran inagotables y que además, la inversión pública, en particular al tratarse de los servicios públicos relacionados con el Municipio (electricidad, agua, cloacas) no necesitaban ser recuperadas.

Advertía Betancourt, que era necesario revisar las tarifas de los servicios públicos como el agua, ajustarlas a la realidad local y buscar que la inversión se recuperara para reinvertirla en otros lugares más necesitados.    

En esa Convención de 1960, propuso Betancourt la creación dentro del Ministerio de Relaciones Interiores de una instancia institucional llamada Ayuda Técnica a las Municipalidades como respuesta a las constantes inquietudes expresadas por las autoridades municipales.   Además planteó crear un organismo crediticio que permitiera a las Municipalidades obtener recursos, asumidos como reembolsables, a los fines de poder responder a las necesidades locales, reconociendo que los ingresos de la tesorería municipal, apenas alcanzaban precariamente para el pago de sueldos de personal de secretaría del Concejo y al pago de la Banda Municipal. 

Termina el discurso Betancourt sugiriendo a los ediles que en sus actuaciones mantuvieran un espíritu de unidad, acorde al esquema de coalición gubernamental del momento, lo cual exigía abandonar el “canibalismo político” para garantizar un debate no partidizado sobre los problemas locales.

En este sentido y para comprender cómo Betancourt traducía esas palabras en acción, hay un discurso anterior, de fecha 6 de octubre de 1959, pronunciado en Casanay, Sucre, donde expresó que su discurso y participación lo hacia desde la sede del Concejo Municipal, porque en tono reposado y expositivo quiso abordar los problemas económicos y sociales locales.  Advirtió que la visita realizada no era en su calidad de líder de una parcialidad politica sino en su cualidad de Presidente de todos los venezolanos, por esa razón no acudió a una plaza pública, bajo el esquema del mitin y menos aún discutió problemas menudos de la coalición gubernamental.

Cuánta falta le hace al país posiciones institucionales como la que registran los documentos de un Presidente, que en ejercicio de sus funciones reconoce las instituciones y al gobierno local como actor esencial de la Democracia.

Es oportuno este registro histórico de hace más de 50 años, pues el 8 de diciembre 2013, será la oportunidad para que efectivamente como electores, asumamos nuestra responsabilidad de elegir a las autoridades locales que en nuestra representación política, tendrán que exhortar y exigir al Presidente Maduro el reconocimiento formal al Municipio, sus instituciones y autoridades, y además tendrán las nuevas autoridades el enorme reto de repensar el rol del Municipio en la ruta por recuperar la autonomía local, la libertad ciudadana para participar y la descentralización como diseño del Estado Venezolano que propuso la Constitución de 1999.

Carlos Romero Mendoza

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Referencia Bibliográfica:

BETANCOURT, RómuloII Convención Nacional de Municipalidades. En: La revolución democrática en Venezuela. Tomo I 1959-1961.  Caracas. 1968.  Pp. 418-424

BETANCOURT, RómuloLos Problemas de la Nación.  En: La revolución democrática en Venezuela. Tomo I 1959-1961.  Caracas. 1968.  Pp. 122-127.

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